Todos los individuos somos, de alguna forma, comerciantes; ¿Cómo es eso? Bueno, desde el punto de vista de que hemos ejercido -y ejercemos periodicamente- la denomiada “compra- venta” de un bien o servicio. Fuimos a una tienda a comprar zapatos y también, seguramente, hemos publicado avisos para vender un bien que ya no necesitamos. El ser comerciante no implica ser empresario, para dedicarse a la actividad laboral existen distintas reglas y limitaciones tanto legales como económicas a las cuales debemos atenerlos. De más está decir que debemos estudiar los items de creación de empresa, porque para formar una debemos estar asesorados.
La creación de una empresa requiere saber qué es lo que se quiere hacer, y no nos referimos exclusivamente al bien o servicio a fabricar; lo primero que tenemos que determinar a la hora de emprender un negocio de tipo empresarial es qué «proyecto de negocio» tenemos. Podemos alcanzar la respuesta siguiendo dos caminos diferentes: el primero, establecer una nueva idea de comercialización, que no exista actualmente en el mercado, lo que nos llevaría a abrir nuevos mercados, nuevas necesidades y hábitos. El otro camino sería desarrollar un producto o servicio ya existente, pero otorgándole un nuevo aire, otra forma de poder captar las necesidades por las cuales éste producto se había creado pero que no hayan sido satisfechas en su totalidad por alguna razón que nosotros pudimos detectar. En otras palabras, buscar el llamado «valor agregado» o «ventaja competitiva», esa forma especial, original, de hacer las cosas.
La creación de una empresa va a determinar también quién o quienes formarán parte de ella y de su proyecto de crecimiento; podemos desarrollar dicho proyecto con diferentes agentes: promotores; éste es el caso más lógico y común; la idea surge de una o varias personas que deciden emprender su propia aventura empresarial. Otra forma de creación de empresa es ser socio capitalista, es decir, que el promotor posea la idea y los recursos necesarios para llevar a cabo la creación de la empresa pero carece del compromiso del trabajo diario, es por esto que contrata a directivos y empleados para que lleven el manejo del negocio mientras que el promotor solo participa de forma económica del mismo.
Una de las características básicas de la creación de empresas es el cómo se implementará la idea de negocio, este se conoce como el momento de planificación; en esta instancia el emprendedor debe ser consciente del sacrificio que va a suponer el proyecto, es por eso, que debe pensar de forma cuidadosa cómo va a llevarlo a cabo. El plan de empresa es la herramienta principal y vital par realizar el sueño, dentro de este plan, entre otras cosas, se tendrán que describir qué tipo de estrategias vamos a utilizar para llevar a nuestra empresa hacia los objetivos fijados. Aquí es donde se hace presente el marketing, esta herramienta será la que nos guíe para que la empresa pueda alcanzar el éxito deseado.