Internet no sólo cambia, sino que hace mucho más que eso; evoluciona. Este especio virtual nos sorprende cada día más a través de diseños de nuevas aplicaciones que van más allá de lo imaginado, este es el caso de lo que hoy llamamos “web 2.0”. Se puede definir a la web 2.0 como la evolución de todas las aplicaciones que encontramos en la red, las cuales se enfocan obligatoriamente al usuario final; este tipo de navegación es más una actitud que un tipo de tecnología. Cuando la existencia de Internet se dio a conocer mundialmente, nos encontrábamos con un formato estático, es decir, páginas que eran actualizadas por su dueño pero que no tenían ningún tipo de interacción con el internauta. Esto sucedía hasta hace muy poco, pero como dijimos previamente la red evoluciona en una forma muy veloz y compleja; la web 2.0 es la transición entre las aplicaciones tradicionales convirtiéndolas en aplicaciones funcionales que se basan en cada usuario. Su objetivo principal es la obtener colaboración y generar servicios que de alguna manera sustituya las aplicaciones del escritorio.
El inventor de este tipo de red conceptual es el denominado “gurú” Tim O’Reilly; éste fue el encargado de llevar a cabo esta revolución interactiva de Internet y sus técnicas, las cuales permiten que los usuarios se comuniquen gracias a diferentes servicios tales como blogs o msn spaces. La web 2.0 nos permite compartir diversos contenidos tales como fotos, direcciones, noticias o videos. Este tipo de red nos permite compartir casi todo lo imaginable, y esa es su gran ventaja; pero no todo es maravilloso en este mundo virtual; se han registrado varios casos en donde los internautas pierden el control de sus creaciones a favor de las empresas que le brindan este servicio. Esta situación desmienten los dichos de O’Reilly quien asegura que los datos son controlados permanentemente por los usuarios. El consumidor posee la libertad de decidir qué contenidos tendrá un espacio en la red, pero existen casos cuando el internauta se encuentra dentro de la página, pierde el control sobre la información brindada. Un claro ejemplo de esto puede visualizarse en el sitio de You Tube, en la parte de las “condiciones de servicio”, en donde se le otorga a la empresa una licencia mundial gratuita, que puede en el día de mañana ser transferida a quien lo desee con el objetivo de distribuir o realizar obras que provengan de los videos publicados por los diferentes usuarios.